Eficiencia energética en una empresa: 10 consejos para “aplicar ahora”

En este artículo te compartimos 10 consejos prácticos y aplicables desde ya para mejorar la eficiencia energética en tu empresa, reducir costes y aportar valor a través de un modelo más consciente y responsable.

Ahorrar energía en tu empresa no sólo aligera la factura: también forma parte de un compromiso mayor. Contribuye a los objetivos europeos de neutralidad climática y posiciona a tu marca como parte activa del cambio hacia un futuro más sostenible.

Además, en un contexto donde cada euro cuenta, reducir el consumo energético es una de las formas más efectivas de optimizar recursos sin sacrificar calidad ni rendimiento. Cuidar los gastos energéticos no es solo una cuestión monetaria: es también una forma inteligente de asegurar la viabilidad y la resiliencia de cualquier negocio.

La Unión Europea se ha propuesto ser climáticamente neutra para 2050, lo que implica reducir al mínimo las emisiones de gases de efecto invernadero y compensar aquellas que no se puedan evitar. Para lograrlo, no basta con sustituir las fuentes de energía por opciones renovables: es fundamental consumir menos energía, y eso nos involucra a todos -desde la gran industria hasta la oficina más pequeña-.

Cultura de eficiencia energética en tu empresa

Aunque hablemos de empresas, edificios o sistemas, en el fondo estamos hablando de personas. Son las personas las que toman decisiones, diseñan estrategias, eligen qué hacer y cómo hacerlo. Y son también las que, en el día a día, dan vida a esas decisiones. Por eso, fomentar una cultura de eficiencia energética no es solo una cuestión de tecnología o inversión: es una cuestión de implicación humana.

Desde la dirección, es importante marcar el camino con decisiones estratégicas, apostar por equipos con etiquetas de eficiencia energética, instalar luces y enchufes inteligentes que se apaguen solos cuando no detectan movimiento, o mejorar el aislamiento de ventanas y fachadas para conservar mejor la temperatura. Pero estas decisiones no tienen impacto real si no se integran en la rutina de quienes trabajan en el espacio.

La clave está en sumar pequeños gestos cotidianos que, al multiplicarse, generan un efecto real. Algo tan sencillo como poner el ordenador en modo suspensión durante un descanso puede marcar la diferencia.

Un ordenador encendido en reposo puede consumir entre 80 y 90 W, mientras que en suspensión apenas llega a los 1–5 W. Si una persona lo pone en suspensión durante una pausa de una hora, puede ahorrar hasta 0,45 kWh, lo que equivale a unos 0,10 € al día, según la tarifa media actual en España. Si ese mismo hábito se repite varias veces al día y se extiende a todo el equipo, el ahorro se multiplica. En una pequeña empresa de 20 personas, esta práctica puede traducirse en un ahorro de hasta 550 kWh al año, además de una reducción de emisiones.

Por eso, más allá de las inversiones tecnológicas, crear una cultura de conciencia energética dentro del equipo es uno de los pasos más importantes para lograr una eficiencia real. Porque cuando cada persona entiende que su acción cuenta, es mucho más fácil avanzar juntos hacia un modelo energético más inteligente y sostenible.

Conoce tu negocio para tomar decisiones más inteligentes

No todos los negocios son iguales, y eso también se refleja en la forma en que consumen energía. Una panadería, por ejemplo, tiene picos de consumo muy concretos: al amanecer, cuando se hornea el pan, o en las horas en las que se preparan nuevas hornadas a lo largo del día. En cambio, una oficina tendrá un patrón de consumo más continuo, que sube y baja según el uso de ordenadores, luces o climatización. Por eso, conocer bien el ritmo energético de tu empresa te da una ventaja: te permite contratar las tarifas de electricidad más adecuadas para tu perfil de consumo.

Si sabes cuáles son tus horas de mayor demanda, puedes buscar opciones que ofrezcan precios más bajos precisamente en ese tramo horario. Este tipo de análisis, aunque suene técnico, parte simplemente de observar y entender cómo funciona tu negocio en el día a día. Incluso muchas comercializadoras de electricidad ofrecen gráficos con los consumos por hora que puedes consultar desde su propia web o app. Pero este conocimiento no se queda solo en lo que pasa en un día; si miras con perspectiva, también verás que el comportamiento energético de una empresa cambia según la época del año. En verano, por ejemplo, el gasto en aire acondicionado se dispara, mientras que en invierno suben los costes por calefacción. Si gestionas un local comercial que en verano depende de varios aires acondicionados funcionando todo el día, podrías aumentar temporalmente la potencia contratada para evitar recargos por exceso de demanda. En cambio, si en invierno tu actividad baja y solo utilizas calefacción puntual, podrías reducir la potencia para no pagar por capacidad que no utilizas. Esta flexibilidad estacional te permite anticiparte, ajustar la potencia contratada en los meses clave, planificar compras de equipos eficientes y aplicar medidas preventivas que eviten picos innecesarios.

En definitiva, cuanto mejor conoces tu negocio, más capacidad tienes para tomar decisiones inteligentes que se reflejen en el ahorro. La eficiencia energética de tu empresa no empieza solo con lo que enchufas: empieza con mirar tu propio consumo con ojos atentos y decidir en base a ello.

Ahora nos enfocaremos en algunos consejos de ahorro energético por tipos de negocios:

Picos de consumo en restaurantes

eficiencia energetica restaurante

En los restaurantes, el consumo eléctrico suele concentrarse en momentos muy específicos: las horas previas al servicio y durante el turno de comidas o cenas. Cocinas industriales, cámaras frigoríficas, lavavajillas y climatización trabajan al máximo rendimiento. Si el negocio tiene contratada una tarifa con discriminación horaria, aprovechar los tramos más económicos puede marcar la diferencia.

Organizar tareas como la preparación de platos fríos, la preproducción o el encendido progresivo de equipos en lugar de hacerlo todo a la vez ayuda a repartir la carga y evitar picos innecesarios. En un sector donde los márgenes muchas veces son ajustados, pequeños cambios en la gestión del consumo pueden suponer un ahorro significativo a lo largo del mes.

Uso energético en tiendas y comercios

En una tienda, la energía se consume sobre todo en iluminación, climatización y equipos de cobro o control. Muchas veces, las luces del escaparate, los carteles luminosos o la música ambiente se quedan encendidos incluso fuera del horario comercial. Pequeños ajustes como instalar sensores de presencia en zonas menos transitadas, usar iluminación LED o mantener una temperatura estable sin sobre enfriar el local pueden tener un impacto directo en la factura mensual. Es importante hacer mención a las puertas y ventanas que pueden ser clave para evitar que la climatización se «escape».

También es útil revisar periódicamente si los equipos están funcionando cuando no deberían: un aire acondicionado encendido sin clientes o una regleta activa todo el día son detalles que, sumados, representan una fuga silenciosa de dinero.

Eficiencia energética en oficinas

Gestiona mejor los recursos en oficinas

En las oficinas, el consumo energético suele ser más constante, pero también más fácil de ajustar si se crea una cultura de responsabilidad compartida. El uso de ordenadores, pantallas, impresoras o sistemas de climatización puede reducirse notablemente con prácticas sencillas como apagar equipos al final del día, aprovechar la luz natural o programar la calefacción para que no funcione fuera del horario laboral.

Además, si se implementan políticas internas claras -como dejar los dispositivos en suspensión durante las pausas o no imprimir documentos innecesarios-, se contribuye no solo al ahorro, sino también a una mentalidad más sostenible en todo el equipo

Derroches energéticos en industria ligera

En entornos industriales, incluso los consumos más pequeños pueden tener un gran impacto por la escala en la que se trabaja. Equipos que permanecen encendidos cuando no se usan, motores que podrían ser más eficientes o sistemas de ventilación mal calibrados pueden estar generando un gasto innecesario todos los días.

Revisar el mantenimiento de las máquinas, implementar sistemas automáticos de encendido y apagado según turnos, y vigilar el consumo en horas valle y punta son medidas efectivas. Además, muchas veces es posible solicitar asesoramiento técnico gratuito o subvencionado para realizar auditorías energéticas específicas del sector.

Conocer a fondo los procesos productivos, ajustar la potencia contratada y modernizar los equipos poco a poco puede suponer una diferencia notable en los costes anuales.

Aislamiento y ventilación

Uno de los grandes enemigos de la eficiencia energética en tu empresa puede ser el mal aislamiento. Si una empresa tiene fugas de temperatura por ventanas, puertas o fachadas en mal estado, está literalmente dejando escapar el dinero. Una buena inversión en aislamiento térmico -puertas automáticas, dobles cristales o burletes- permite mantener el confort sin exigir tanto a los sistemas de climatización.

Pero si tu negocio está empezando y aún no puedes asumir reformas grandes, existen soluciones sencillas y asequibles que también marcan la diferencia. Por ejemplo, usar cortinas térmicas o de materiales aislantes ayuda a mantener la temperatura interior, tanto en verano como en invierno. Colocar alfombrillas en los accesos o burletes adhesivos en puertas y ventanas también reduce significativamente las fugas de aire.

Además, una ventilación mal planificada puede romper el equilibrio térmico del espacio. Es importante garantizar la renovación del aire sin generar corrientes innecesarias que disparen el consumo de calefacción o aire acondicionado. Pequeñas mejoras como rejillas bien ubicadas o sistemas de ventilación mecánica controlada ayudan a mantener el ambiente óptimo y reducir el gasto energético.

No siempre hace falta una gran inversión para empezar a ahorrar: a veces, las soluciones más simples son el primer paso hacia una mejora sostenida.

Climatización eficiente

climatización centralizada empresas

Los sistemas de climatización son responsables de una gran parte del consumo energético en cualquier negocio. Por eso, es importante no solo contar con equipos eficientes, sino también mantener las temperaturas dentro de los rangos recomendados por la normativa europea.

Según el Real Decreto 486/1997 (actualizado por el RD-14/2022), la temperatura en espacios climatizados debe mantenerse entre 17 y 27 °C, y la humedad relativa entre el 30 % y el 70 %. En verano se recomienda no bajar de 25 °C, y en invierno no subir de 19 °C. Además, el Real Decreto-ley 14/2022 -que refuerza medidas de ahorro energético en edificios públicos y privados- establece límites obligatorios: la temperatura máxima del aire acondicionado en verano no debe bajar de 27 °C, y la calefacción en invierno no debe superar los 19 °C, siempre dentro del mismo rango de humedad.

Finalmente, para garantizar el cumplimiento y evitar que cada persona modifique los ajustes a su gusto, lo ideal es que la climatización esté controlada desde un sistema centralizado. Así se asegura un uso más racional y se evitan derroches innecesarios.

Iluminación y enchufes inteligentes

luz inteligente

Actualizar el sistema de iluminación no se limita a cambiar bombillas por LED. Existen tecnologías sencillas pero efectivas, como los sensores de movimiento, los reguladores de intensidad o los temporizadores, que permiten que las luces solo se enciendan cuando realmente se necesitan. Esto es especialmente útil en pasillos, baños, almacenes o salas de uso ocasional.

Del mismo modo, los enchufes inteligentes o programables permiten apagar automáticamente ciertos equipos al finalizar la jornada o durante horas sin actividad, evitando consumos fantasmas, se trata de una inversión pequeña con un retorno de ahorro constante.

Energías renovables y las subvenciones disponibles

led luz solar

Dar el salto a las energías renovables no tiene por qué ser un proyecto inalcanzable. Cada vez más empresas están incorporando paneles solares fotovoltaicos para autoconsumo, lo que no solo reduce drásticamente la factura eléctrica, sino que también posiciona al negocio como un referente en sostenibilidad. Además, existen ayudas públicas, bonificaciones fiscales y subvenciones -como las procedentes de los fondos Next Generation- que pueden cubrir una parte importante de la inversión. Informarse bien y acceder a estos recursos puede convertir una decisión ambiciosa en una oportunidad realista.

Y si tu empresa todavía no puede afrontar una instalación completa, también hay formas de empezar a integrar soluciones renovables a pequeña escala. Placas solares portátiles, kits solares de autoconsumo para puntos concretos (como iluminación exterior o rótulos) o incluso acuerdos con comunidades energéticas locales permiten dar pasos iniciales sin comprometer grandes cantidades de dinero.

En definitiva, lo importante es comenzar, pequeños cambios bien pensados pueden transformar el consumo energético de tu empresa. Empieza hoy y notarás la diferencia.

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